jueves, 30 de junio de 2011

y cuando la tensión llegó a su punto álgido...

A unas horas de la última prueba, completamente harta, corriendo para no pensar, sólo sentir la tensión que llevo guardada, el aire frío que me transforma en anfibio y el agotamiento que me empujará al coma.
Apoyo la cabeza en la almohada pensando acerca del sentido de hacer las cosas a medias o dejarme ir con la tranquilidad de la fecha límite. Kundera me regaló unas reflexiones acerca del sentido de los finales, que siempre vuelven a mí cuando más las necesito.
Con la paz de intuir la parte oscura, lo no verbalizado de los que me acompañan. Tinieblas que a su vez legitiman las mías, que me jode reconocer tener e intento luchar contra ello por ser una persona educada bajo la moral radical occidental.   
Así que continúo fluyendo mentalmente, fantaseando con puntillas negras y escotes incandescentes, hasta que Morfeo me visita.
Pero esta vez me ha traído un fantasma portador de un mensaje que no consigo descubrir. Está inquieto, me habla de bosques, de finales y yo no entiendo nada. Puede que sea una despedida, imposible, hace mucho que mate a este ente, bueno yo no, mi inconsciente, mi parte sincera y valiente. 
Sólo sé que me muero por rodearle con mis brazos aunque esté muerto, sólo sé que pasará mucho tiempo hasta que vuelva a hacerlo, entonces…
¿Q coño haces aquí?

Me despierto y desayuno desasosiego e indignación, un poco más.
Miro la pantalla rota del teléfono, el montón de folios sobre el que está colocado y me pregunto el sentido de todo, deseando inocentemente que lo haya.

No hay comentarios:

Publicar un comentario