jueves, 10 de noviembre de 2011

Tan sólo


Me acurruco rodeando el remolino de mis entrañas que me recuerda que los quilómetros se pueden contar en cientos, como los grados que han perdido mis sábanas.

miércoles, 10 de agosto de 2011

fragmento de Siddharta, H. Hesse

Siddharta.- ¿Cuántos años crees que tiene el más anciano de los samanas, nuestro venerable profesor?
Govinda.- Quizá tenga unos sesenta.
Siddharta.- Tiene sesenta años y no ha llegado al nirvana. Tendrá setenta y ochenta años, como tú y yo los tendremos, y seguiremos con los ejercicios y ayunaremos y meditaremos. Pero nunca llegaremos al nirvana. Ni él, ni nosotros. Govinda, creo que seguramente ni uno de todos los samanas llegará al nirvana. Ni uno. Encontramos consuelo, alcanzamos la narcosis, aprendemos artes para engañarnos. Pero lo esencial, el camino de los caminos, éste no lo hallaremos.

jueves, 30 de junio de 2011

y cuando la tensión llegó a su punto álgido...

A unas horas de la última prueba, completamente harta, corriendo para no pensar, sólo sentir la tensión que llevo guardada, el aire frío que me transforma en anfibio y el agotamiento que me empujará al coma.
Apoyo la cabeza en la almohada pensando acerca del sentido de hacer las cosas a medias o dejarme ir con la tranquilidad de la fecha límite. Kundera me regaló unas reflexiones acerca del sentido de los finales, que siempre vuelven a mí cuando más las necesito.
Con la paz de intuir la parte oscura, lo no verbalizado de los que me acompañan. Tinieblas que a su vez legitiman las mías, que me jode reconocer tener e intento luchar contra ello por ser una persona educada bajo la moral radical occidental.   
Así que continúo fluyendo mentalmente, fantaseando con puntillas negras y escotes incandescentes, hasta que Morfeo me visita.
Pero esta vez me ha traído un fantasma portador de un mensaje que no consigo descubrir. Está inquieto, me habla de bosques, de finales y yo no entiendo nada. Puede que sea una despedida, imposible, hace mucho que mate a este ente, bueno yo no, mi inconsciente, mi parte sincera y valiente. 
Sólo sé que me muero por rodearle con mis brazos aunque esté muerto, sólo sé que pasará mucho tiempo hasta que vuelva a hacerlo, entonces…
¿Q coño haces aquí?

Me despierto y desayuno desasosiego e indignación, un poco más.
Miro la pantalla rota del teléfono, el montón de folios sobre el que está colocado y me pregunto el sentido de todo, deseando inocentemente que lo haya.

miércoles, 22 de junio de 2011

Cap XXXVI "El túnel" E. Sábato


Fue una espera interminable. No sé cuánto tiempo pasó en los relojes, de ese tiempo anónimo y universal de los relojes, que es ajeno a nuestros sentimientos, a nuestros destinos, a la formación o al derrumbe de un amor, a la espera de una muerte. Pero de mi propio tiempo fue una cantidad inmensa y complicada, lleno de cosas y vueltas atrás, un río oscuro y tumultuoso a veces, y a veces extrañamente calmo y casi mar inmóvil y perpetuo donde María y yo estábamos frente a frente contemplándonos estáticamente, y otras veces volvía a ser río y nos arrastraba como en un sueño a tiempos de infancia y yo la veía correr desenfrenadamente en su caballo, con los cabellos al viento y los ojos alucinados, y yo me veía en mi pueblo del sur, en mi pieza de enfermo, con la cara pegada al vidrio de la ventana, mirando la nieve con ojos también alucinados. Y era como si los dos hubiéramos estado viviendo en pasadizos o túneles paralelos, sin saber que íbamos el uno al lado del otro, como almas semejantes en tiempos semejantes, para encontrarnos al fin de esos pasadizos, delante de una escena pintada por mí, como clave destinada a ella sola, como un secreto anuncio de que ya estaba yo allí y que los pasadizos se habían por fin unido y que la hora de encuentro había llegado.
¡La hora de encuentro había llegado! Pero ¿realmente los pasadizos se habían unido y nuestras almas se habían comunicado? ¡Qué estúpida ilusión mía había sido todo esto! No, los pasadizos seguían paralelos como antes, aunque ahora el muro que los separaba fuera como un muro de vidrio y yo pudiese verla a María como una figura silenciosa e intocable... No, ni siquiera ese muro era siempre así: a veces volvía a ser de piedra negra y entonces yo no sabía qué pasaba del otro lado, qué era de ella en esos intervalos anónimos, qué extraños sucesos acontecían; y hasta pensaba que en esos momentos su rostro cambiaba y que una mueca de burla lo deformaba y que quizá había risas cruzadas con otro y que toda la historia de los pasadizos era una ridícula invención o creencia mía y que en todo caso había un solo túnel, oscuro y solitario: el mío, el túnel en que había transcurrido mi infancia, mi juventud, toda mi vida. Y en uno de esos trozos transparentes del muro de piedra yo había visto a esta muchacha y había creído ingenuamente que venía por otro túnel paralelo al mío, cuando en realidad pertenecía al ancho mundo, al mundo sin límites de los que no viven en túneles; y quizá se había acercado por curiosidad a una de mis extrañas ventanas y había entrevisto el espectáculo de mi insalvable soledad, o le había intrigado el lenguaje mudo, la clave de mi cuadro. Y entonces, mientras yo avanzaba siempre por mi pasadizo, ella vivía afuera su vida normal, la vida agitada que llevan esas gentes que viven afuera, esa vida curiosa y absurda en que hay bailes y fiestas y alegría y frivolidad. Y a veces sucedía que cuando yo pasaba frente a una de mis ventanas ella estaba esperándome muda y ansiosa (¿por qué esperándome? ¿y por qué muda y ansiosa?); pero a veces sucedía que ella no llegaba a tiempo o se olvidaba de este pobre ser encajonado, y entonces yo, con la cara apretada contra el muro de vidrio, la veía a lo lejos sonreír o bailar despreocupadamente o, lo que era peor, no la veía en absoluto y la imaginaba en lugares inaccesibles o torpes. Y entonces sentía que mi destino era infinitamente más solitario de lo que había imaginado.

lunes, 30 de mayo de 2011

wanted:

Vivo con sueño.
Sueño con la vida que me espera en una semana, en la que podré dedicarme a... a hacer lo mismo pero sin pepito grillo molestando.
Busco un útero que quiera dar vida a este envoltorio, pues el que me ha tocado cuidar ha muerto por falta de atención.
Olvido que hay un mundo aquí dentro que cuidar, y que hay un mundo ahí fuera esperando.
¿Dónde vivo entonces?
¿Entre apuntes?
No, desde luego ahí esta mañana no estaba.
¿En el futuro? puede, no se, porque hasta que no suceda no puedo explorar en él, pues todo lo más es sueño.
Sueño, claro.
Eso era.
Eso es.
Menos mal que siempre hay alguien que tiene palabras para momentos así:
Tú miras y preguntas ¿Por qué?
Yo sueño y pregunto ¿Por qué no?

jueves, 26 de mayo de 2011

Cortos I

Homeland_ Juan de Dios Marfil









Skhizein_Jeremy Clapin





martes, 24 de mayo de 2011

JR


 "La primera pregunta cuando llego a los sitios, es: ¿para quién trabajas, quién es tu jefe? Cuando les digo que no tengo jefe, preguntan: bueno, entonces, ¿para qué ONG trabajas?, o bien: ¿para qué marca son estos anuncios? Les digo que no se trata ni de ONG ni de marcas publicitarias. Entonces preguntan: ¿¡pero quién te paga!? Y les digo que soy un artista y que trabajo por cuenta propia [...]


JR recorre el mundo empapelando las ciudades con fotografías que retratan las miserias del planeta.

Aqui unas muestras de sus trabajos:



 SHANGHAI











TUNEZ 






"WRINKLES"  LOS ANGELES

 



 












 http://jr-art.net/

sábado, 14 de mayo de 2011

Heroes I

He estado viviendo en la carretera de un solo sentido demasiado tiempo. El mismo autobús y los zapatos cada vez más pequeños, hasta que los cordones te cortan la respiración. Entonces ya no puedes pensar porque el oxígeno no te llega al cerebro, y sólo ves que todos los niños están corriendo tan deprisa como pueden.
Me salvé del uniforme pero un buen apretón de manos me devolvió a la trampa. Una cálida, inmensa sonrisa que te tiene clavada con su NO SABES CUÁNTO ESPERAMOS DE TI. Puedes imaginarte cómo funciona; siguen apostando aunque el caballo se haya muerto. No soy la mujer de piedra, lo único que pretendo es estar escondida el tiempo suficiente. No es fácil que confíes en ti misma cuando todos confían en que seas alguna otra cosa distinta. Has nadado en arena demasiado tiempo. Estás tan cansada que las piernas no te responden. Quieres saber dónde coño está la banda de Ziggy. Busca una chaqueta roja y los demás darán contigo. Mientras tanto espera, cuenta los días, sujeta la pistola con las dos manos y asegúrate bien de no disparar en la dirección equivocada. Siempre habrá un tío en la televisión que diga que somos delincuentes. Pero eso ya deberías saberlo. Dirán que no tienes una escala de valores bien definida, y que no te han dado suficientes consejos. Olvídate de los consejos. Los consejos no son más que una forma de muerte prematura y hereditaria...
 

¿Y qué eres ahora?
Nada. Una especie de cartucho  rellenable. [...]
Me siento como una serpiente que no quiere mudar la piel. No quiero tener a los padres de los cabezas rapadas bailando en mi cabeza en lugar de niños escapados de la televisión agitando sus linternas dentro de mi cabeza. No quiero perder de vista la escalera deincendios, no quiero dibujar jirafas que parezcan jirafas, no quiero estar hibernando cien años mientras alguien encuentra la vacuna.
En cualquier caso, ¿qué más da? ¿Porqué no fusilan a los que venden
niñas muertas en los telediarios en vez de meterse conmigo?
No te preocupes, dentro de algunos años lo verás todo de otra manera. 
Dentro de algunos años vendrá otro que lo verá todo de otra manera por mí
  


Ray Loriga.




¿Hay vida en Marte? 
 

martes, 10 de mayo de 2011

Laúdano balsámico

... como eterno sedante













“I’ll let you be in my dreams if I can be in yours” Dylan

martes, 3 de mayo de 2011

las melodías del Théâtre du Fil

"... si me preguntaras cuándo he sido más feliz [...] recuerdo que desperté esa mañana y sentí ante mí un mundo lleno de posibilidades. Y pensé- así que es aquí cuando la felicidad comienza, a partir de este instante y siempre irá a más[...] y no me dí cuenta de que ese instante, justamente eso era la felicidad..."
Clarissa Vaughan_ "Las Horas"


Yo creí también que la felicidad sería eterna porque somos los responsables de las adversidades de nuestra vida. Supongo que Julia Vaughan tenía razón, es parte del ser joven, del ser una joven con suerte, claro. Con una vida que te llena tanto que rezumas plenitud y entusiasmo por todo los poros. Brillas con luz propia, inocente, pensándote conocedora de grandes verdades, ya mirando hacia atrás creyendo cargar con mucha experiencia; indestructible, inmensa.
Y se apaga esa llama que te calentaba por fuera, puedes con todo, arde fuertemente en ti la energía de la mocedad. Pierdes amistades, ya sabes, el vivir. Ocurrirá una y mil veces.
Te emancipas, pierdes un trabajo, puede que varios, pasas penurias económicas, pero hasta eso te hace grande pues te ves capaz, autónoma. Pasa el tiempo, y ves que además de tener la sonrisa entre paréntesis varios surcos atraviesan tu frente, y unos rayos parten de tus ojos a las sienes y las mejillas, souvenirs de una vida exprimida al máximo con sus obstáculos, claro, consecuencia de la inconsciencia. Gracias a esa sabiduría que te da el fracaso te sientes preparada para todo y sigues siendo un gigante, cansado, pero eso no lo sabes porque sin darte cuenta has dejado de tener momentos de soledad.
Una llamada trae malas noticias, nada nuevo, pero incómodo.
Eres el último mono en la empresa, así pasas de preocupaciones, no te agobias, nunca fuiste demasiado ambiciosa. Aunque empieza a molestarte no serlo pues te rodeas de gente que tiene grandes metas en su vida y te da vergüenza reconocer que no aspiras a un gran sueldo, ni a mantener un trabajo durante una década, ni siquiera sabes si vas a permanecer más de 7 años en un mismo país. Todo esto se traduce en que todo lo que has aprendido, todo aquello que te ha brindado tu vivir roza el ridículo.
Llueven máscaras.
Confusa continúas, pues tu vida a cobrado un ritmo vertiginoso, un montón de obligaciones esperan, además de otras desgracias que se están gestando. Sabes que estás a tiempo de intervenir, de ayudar, pero las veces que ha estado en tu mano hacer algo que implique a otras personas la has cagado. Y ahora, por supuesto no es algo diferente, tomes el camino que tomes alguien a va a acabar jodido, pero el quedarse de espectador no es una opción, y has de decidir.
Decides.
Pasa un mes sin desgracias descomunales, sientes vértigo, sigues a la espera de un revés que nunca llega, no eres capaz de abandonar el estado de alarma.
Solamente estás pasando el síndrome de abstinencia de malas nuevas, y todo lo que queda es... vacío.

Bucay en las cartas a Claudia decía que toda vida se puede interpretar en términos de historias felices de aprendizajes y superaciones o de tragedias, pues todos tenemos una posible interpretación trágica de nuestra existencia para poder hacer un film melodramático para las llorosas digestiones de los domingo (eso lo digo yo). Es un poco odioso que venga un escritor de libros de autoayuda a convertir los duelos en algo kitsch, no me gusta.

Así que lo aparto de mi pensamiento de una (merecida) patada y me quedo con mi rumiación inconsciente traducida en la escucha obsesiva de música representante de tiempos mejores y mis rituales rutinarios que facilitan el comienzo del día para tener AMP y una sonrisa de payasa pintada al público.

Y todo aquello que queda es nada y viceversa.
 

martes, 15 de marzo de 2011

sal de frutas

Para digerir las dosis de realidad y mi propio estoicismo.
Fanática absoluta de los cambios pretendo anclarme en la nada, en una seguridad vacía, profiláctica.
Mientras no puedo evitar preguntarme el por qué de que las miserias ajenas desentierren las nuestras, y cómo se puede ser tan...ego -céntrica? -ísta?

Ni tomarse demasiado en serio ni reprimir, ahí está una vez más, el inestable equilibrio, el ser jodidamente zen, ZEN ZEN!!!

Bah, al final me he mordido la lengua. ¡Q raro!

domingo, 6 de febrero de 2011

circulismos




Invertía demasiado tiempo mirándome al ombligo, o peor aún, mirando a otro ombligo que no era el mío y que se me antojaba el centro del universo. Menos mal que jamás fui una persona constante, y hasta esa obsesiva costumbre perdí. 
Más que perder, en verdad cambié este entretenimiento por esas rutinas autodestructivas que, paradójicamente curan todos los males, o casi todos.
Después, como siempre que agoto ese existir inconsistente y árido, la realidad me arroja al mundo de nuevo.
Esta vez me dio dos bofetadas y una patada tan fuerte que me expatrió. 
Tardé en encontrarme, pero un día al hallar esa piedra con la que había tropezado supe que esa era la senda que conducía a donde yo quería. Acompañada del Sol caminaba hacia sur, disfrutaba del paisaje durante el día y por las noches me cobijaba. Conocía los peligros que iban ligados a ella. 
Continué así semanas, se empezaron a acortar los días y llegó el frío. Por andar descalza enfermé. Tuve fiebre. Un día, dos, y al tercero soñé con el día, con su olor embriagador, su fuerte calor y su piel suave. Me lamió, asió y absorbió todo el veneno de la fiebre. Inundome con su calor y hasta que quedé dormida, entonces me dejó ahí tendida. 
Desperté, busqué esa suavidad, mas sólo encontré piedras y malas hierbas. Me levanté, seguí, quería ese calor vital, esa era mi nueva motivación, mi nuevo ombligo. 
Por supuesto perdí el rumbo, y tras largas jornadas me agoté, caí deshidratada. 
Llegó la noche, oscura, misteriosa, peligrosamente tranquila. Me vio y no dijo nada. 
Estaba dolida, hacía mucho que no me dignaba ni a mirarla, desde que me descubrió parte de lo que guardaba. 
Pasó de largo, mientras yo moría. 
Pero justo antes de desaparecer dejó caer un velo de rocío que bebí ansiosamente. 
No lloré por vergüenza y respeto a ella.
Apretando los dientes me levanté y dirigí una última mirada al horizonte por donde marchó. 
Acepté mi maldita condición de mortal, tendente los círculos viciosos. Dejé de perseguir sueños y perdones imposibles. Tomé un atajo para llegar a la ciudad de la perdición, buscando esa droga que sacudiera a todo mi ser y me volviera a colocar en el sitio al que pertenezco. A la espera de un nuevo lunar, hombro o sonrisa que venerar.





lunes, 24 de enero de 2011

jueves, 13 de enero de 2011

Jeff Soto



Nada digna de la estación húmeda y sin embargo aquí está.

La sequía como un proceso interior sombrío y necesario.
Guste o no.
Paciencia.



Por mientras unas ilustraciones que últimamente me obsesionan.


Jeff Soto, el artista que pretende reducir la brecha entre el surrealismo, el pop y el graffiti. Inspirado por la nostalgia juvenil, la naturaleza, el graffiti, el hip-hop y la cultura popular. Presenta unas ilustraciones tan accesibles como estimulantes.


antarctica

decay and rebirth

diamonds

last voyage

memories of gemco

mother and father

mural en Miami

mural en NY


self destructive

sun and the moon

the birthday party

the seeker

under attack


- texto e ilustraciones extraídas de la web:  http://www.jeffsoto.com/





it´s so sad daddy