domingo, 3 de enero de 2010

esa parte de mí que no quiere estar conmigo

No suelo acordarme de ellos. Aún así, cuando lo hago, da lo mismo porque no me ofrecen demasiado en lo que pensar. Y eso que son sueños, sobre los que nuestro inconsciente tiene libertad absoluta para crear.
Siempre les busco un sentido, una correspondencia con mis últimos días de vida, y suelo encontrárselo. Al atardecer, normalmente, ya los he olvidado.


Pero el de ayer por la noche, fue muy extraño. No he dejado de darle vueltas, de buscarle una explicación, y no la veo, no la intuyo.


Tengo varias imágenes en las que estoy en una piscina con varios amigos, en mi cuerpo no noto nada extraño.
Lo siguiente que recuerdo es dolor, leve pero continuo, a la altura de las costillas. No se donde estoy, desde el momento en que me levanto la camiseta blanca toda mi atención se va a centrar en mi cuerpo. Por debajo de mi seno izquierdo la piel está siendo empujada por un cuerpo duro que quiere salir de mí. Se que me he roto una costilla pero no entiendo cómo ni por qué no me di cuenta. De pronto la carne se abre y veo el hueso. Tiro de él. La sensación que acompaña a todo esto es muy extraña porque no estoy asustada, mi respiración es muy superficial y tranquila, es como si no pudiera llenar los pulmones. Como al llorar, sólo que no lloraba, ni sangraba, ni me dolía demasiado. Extraigo una costilla larga unida a un hueso por un cartílago del mismo grosor aunque que más corto. La carne no es roja, y tampoco sangra. 
Veo a mi perra, estoy en la cocina, me mira fijamente moviéndome el rabo, creo que es por el hueso. Dudo, no se si dárselo a ella o comérmelo yo, para darle parte de mi ser o que este vuelva a mi interior. Noto el vacío que ha quedado entre mis costillas, no tengo ninguna cicatriz ni marca alguna por donde había salido. Creo ver la carne un tanto hundida.


A partir de aquí no recuerdo nada con claridad y se que cualquier esfuerzo por sacar algo en claro va a dar lugar a invenciones. 


Si el sueño en sí mismo ya es toda una rareza digna de análisis, la sensación de vacío que me ha acompañado todo el día donde parece ser que me sobra una costilla lo es más.


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